Esta semana se supone que empieza la vida normal. Jimena en la adaptación en su cole nuevo, Nacho a trabajar y una servidora a buscarse la vida, “¿Cual va a ser mi rutina ahora?” Creo, que la rutina va a tardar en llegar, porque estoy como Paco Martínez Soria, pero sin la gallina. Todo son novedades, sorpresas y, aprender mucho y rápido para sentirte parte del país.
Nuestro primer reto: “el metro”. Y empieza nuestra primera lección. Nadie se cuela, hacen colas ordenadamente y, cuando se acaba el espacio de la cola…, pues empieza la siguiente cola y, así sucesivamente. Nadie empuja, ni te quita el sitio de un asiento si estás más cerca (lógicamente es tuyo, no del que avasalla a otros dos para poder sentarse,¿ estamos locos?).
Parece que lo hemos entendido y hemos llegado a la salida del metro, pero HORRORRRRR!!!!, todos los niños a partir de más o menos y digo” menos”, porque también los hay, estáis sentados????, van solos al colegio y, no desde la salida del metro, NO, desde su casa. Van cargados de mochilas (que son más grandes que ellos), con su tarjeta del metro y su móvil (será por si se pierden), porque está claro que si saben ir solos en metro, sabrán llamar a sus padres por el móvil si se pierden. Bueno, parece ser que es algo que inculcan en los colegios desde pequeños, para fomentar la independencia.
Os diré, que en el edificio de Jimena, hay 500 niños, y tienen una recepción enorme en la que la única madre que está a las 15:30 (hora en la que salen) soy yooo!!!!!, como voy a hacer nuevas amigas??????
Y, mi sorpresa es cuando me dicen, que a partir de los 11 años (es decir, para mi, el próximo curso), no puedo entrar con ella, tengo que dejar a Jimena en la puerta.
¿Vosotros sabéis cuanto dinero se ahorran en cuidadoras? Pero bueno, al margen de esta pequeña anécdota, Japón es uno de los países más seguros del mundo y, es cierto que eso se palpa en la calle. Además, el respeto a los niños y a los ancianos, es algo digno de mencionar y admirar.
Ahora vuelta al metro, pero no me he dado cuenta de que es hora punta y¿ que significa eso?, que entran a formar parte de toda la muchedumbre “los empujadores de guante blanco” (yo creía que era solo en las películas, inculta!!!). Existen, y uno por cada puerta del vagón.
Ellos, cuando en el metro ya no cabe un alfiler, empujan y empujan y, entran otros 10 por lo menos. Nadie dice nada, es más, en las instalaciones del metro y en el metro hay un silencio sepulcral.


Seguiré contado, que esto da para mucho. Sayonara!!!
JAJAJAJA, me parto. Pero si yo me pierdo en el metro de Madrid ¡¡
He visto a un señor con mascarilla. Es cierto que la lleva mucha gente por la calle ?
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Si, porque están constipados y así no lo van trasmitiendo
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Los empujadores de metro son solo hombres? O también hay mujeres? Y a la gente mayor tambièn se la empuja??? En España alguna te sueltaría una buena torta!!!
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Vaya experiencias! Me encanta que lo compartas con nosotros. Así nos parece que casi estamos ahí.
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Y así, nosotros nos sentimos más cerca de vosotros también.
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Ay Silvia qué bien me lo estoy pasando con el blog!! Enganchadita estoy !!un beso enorme!!!
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Espero que no lo dejes!!! Un beso y gracia
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Solo de pensar q los niños van solos al cole en el metro me da mal.
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Somos muy distintos, pero es un país muy seguro y, ellos son muy independientes
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